Sí, sigo viva, o algo así.
Entre mis 7:30 horas y media diarias de prácticas en la farmacia, 7 horas semanales
de asignatura de biotecnología en la universidad, preparación de actividades, exámenes
y Trabajo de Fin de Grado, he conseguido sacar media horilla para preparar
estas deliciosas rosquillas.
Se tarda muy poco y dan muy buen resultado.
No se cuando podré volver a hacer algo o si sobreviviré a
esta locura, pero de momento podéis disfrutar con esta receta.
Ingredientes:
170 g de harina de repostería
8 g de levadura química
½ cucharadita de canela molida
2 huevos
40 g de azúcar granulado
30 ml de aceite de oliva (u otro aceite vegetal)
30 ml de leche de vuestra elección
Peladuras de una naranja
Para rebozar:
Aceite de oliva/girasol
Azúcar y canela molida
Tamizados la harina, levadura química y canela, la ponemos
en un bol y formamos un agujero en el centro (como un volcán)
Añadimos en el agujero los huevos batidos, el azúcar, el
aceite de oliva, la leche y las peladuras de naranja.
Mezclamos hasta obtener una masa homogénea y pegajosa
(podéis hacerlo a mano o con el gancho de la KitcheAid®). Si veis que necesita
más harina, podéis añadirla, pero es conveniente que quede pegajosa para que no
queden muy duras.
Dejamos reposar la masa 30 minutos.
Tiene que aumentar un poco su volumen.
Engrasamos con aceite una superficie limpiar y las manos;
vamos haciendo bolitas, no muy grandes, y el agujero en el centro.
Ponemos las roquillas en el horno a 175ºC (previamente
precalentado) durante 7-8 minutos.
Cuando las saquemos del horno las pincelamos con el aceite y
las rebozamos en azúcar y canela.
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