Bueno, pues tras una semana con una ciática he acabado
haciendo donuts, porque me estaba volviendo loca de estar en “reposo”. Digo
“reposo” porque mi vida no me ha permitido descansar demasiado, ya que he
tenido que seguir yendo a clase, estudiando, etc. Además, me he dado cuenta de
que no estoy hecha para el reposo, necesito hacer cosas y también relajarme
para no acabar con ciática u otras cosas raras por el estrés.
Por eso, no se me ocurrió nada mejor que preparar estos
donuts que quería compartir con vosotros desde hace tiempo. La mitad los
recubrí con chocolate derretido y la otra mitad con glaseado azul, porque me
parecían muy monos =)
Espero que os animéis a probar la receta, porque el
resultado es increíble!
Ingredientes (para 20 de tamaño normal):
10-12 cápsulas de cardamomo
220 g harina de repostería
80 g harina de fuerza
9 g levadura seca de panadero (o 25 g de levadura fresca)
1 cucharadita de sal
1 huevo
30 g de azúcar invertido
100 ml de leche
Ralladura de una naranja
40 g de mantequilla a temperatura ambiente
Aceite de girasol para freír
Glaseado(para los 20):
1 taza de icing sugar
2 cucharadas de leche
1 cucharadita de extracto de vainilla
Opcional: colorante
Comenzamos quitando las cápsulas de cardamomo, nos quedamos
solo con las bolitas negras que hay en su interior y las trituramos (yo lo hice
con un molinillo de café).
Mezclamos todos los ingredientes secos: harinas, sal, las
semillas de cardamomo trituradas y la levadura (si usáis fresca os recomiendo
deshacerla mejor en la leche).
Hacemos un agujero en la mezcla, añadimos el huevo y
amasamos (yo lo hice con el gancho de la Kitchen Aid).
A continuación añadimos la leche templada con el azúcar
invertido y la ralladura de naranja.
Por último, vamos añadiendo la mantequilla poco a poco.
Dejamos reposar en el bol, tapado con un paño húmedo durante
1 hora y media.
Precalentamos el horno a 120ºC durante 10 minutos y
apagamos.
Pasado este tiempo amasamos ligeramente y extendemos con un
rodillo. Cortamos los donuts dejando aproximadamente 1,5 cm de grosor. Los
cubrimos y los metemos en el horno apagado 20-30 minutos.
Cuando pase este tiempo los freímos en el aceite sin que
esté demasiado caliente, para que queden doraditos pero no churruscados. Al
sacarlos es conveniente ponerlos sobre papel absorbente para eliminar el exceso
de aceite.
Por último, preparamos el glaseado mezclando todos los
ingredientes y los recubrimos.
Y ya están listos para comérselos cuanto antes, porque si
no, cuando os deis cuenta no quedarán!
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