Han pasado ya muchos días desde que hice esta fantástica
receta y por fin he encontrado un ratito para escribirla y compartirla con
vosotros.
Son unos panes blanditos y esponjosos a medio camino entre
pan de leche y pan de hamburguesa y las semillas les dan un toque diferente y
quedan muy bien.
Probablemente a muchos os asusten u os den pereza las masas,
admito que a mi también me ocurría, pero una vez que las coges el truco son muy
sencillas, lo que más tardan son los tiempos de levado, pero realmente no
tenemos que hacer nada durante este periodo. Además veréis que no tienen nada
que ver con las masas compradas y eso os animará a hacerlas en casa.
Ingredientes:
300 g harina normal
65 g harina de fuerza
245 leche
45 mantequilla
5 g sal
7 g levadura seca de panadero (ó 20 g levadura fresca
prensada)
1 huevo
1 cucharada de azúcar invertido
Opcional: semillas variadas (yo eché 1 cucharada de semillas de amapola y otra de semillas de lino)
Nata
Calentamos ligeramente la leche con el azúcar invertido y,
cuando esté templada, añadimos la levadura y la disolvemos bien. Reservamos
para que empiece a activarse durante unos 10 minutos.
Ponemos los dos tipos de harina con la sal tamizada en el
bol, hacemos un agujero en el centro, añadimos los huevos y amasamos. (yo lo
hice con el gancho de la kitchen aid, pero se puede hacer a mano
perfectamente).
Añadimos la leche con la levadura y el azúcar invertido e
integramos.
Añadimos la mantequilla poco a poco hasta que este toda bien
integrada.
Por último añadimos las semillas.
La masa es así de sencilla, ahora solo falta que suba.
Ponemos la masa en un bol y la tapamos con un paño húmedo,
hasta que doble su volumen (aproximadamente 1 hora).
Aplastamos la masa con un puño y volvemos a dejar que doble
su volumen (aproximadamente 30 minutos).
Volvemos a aplastar y otros 30 minutos de reposo.
Amasamos un poco para quitar el aire y formamos entre 16 y
20 bolitas, dependiendo del tamaño que queráis, las ponemos sobre papel de horno
y dejamos que suban unos 30 minutos.
En este punto podéis congelarlos y estarán perfectos para
tenerlos recién hecho en otro momento.
Pincelamos con nata y horneamos durante 10-15 minutos a 200ºC.
Dejamos en la bandeja del horno durante 5 minutos y pasamos
a una rejilla para enfriar.
Un pequeño truco para acortar los tiempos de levado es
precalentar el horno a una temperatura baja, apagarlo y meter la masa tapada. Se
ahorra tiempo, pero tenéis que tener cuidado de no pasaros o la masa se
desinflará.
Y ya están listos para comer solos, rellenos con queso
philadelphia, fiambre, tortilla, mermelada, chocolate, podéis tostarlos y
echarles un poquito de aceite y tomate…. O cualquier cosa que se os ocurra,
combinan perfectamente con cualquier cosa.
Espero que os gusten!
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